- INTERVIEW
Entrevista con El País
Entrevista con Philip R. Lane, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, realizada por Lluís Pellícer el 3 de noviembre
8 November 2021
El BCE mejoró sus perspectivas para la economía de la zona euro el pasado mes de septiembre. Pero los datos oficiales indican que países como España y Alemania están creciendo por debajo de lo esperado. ¿La recuperación está en riesgo?
Cada Estado de la zona euro tiene su propio perfil económico y a pesar de que la pandemia fue un shock común, ha golpeado a los países de formas distintas. Y aquellos con un gran sector turístico, como España, se vieron especialmente afectados. Esto no es en sí mismo una amenaza a la recuperación. Esta es una cuestión de tiempos y cualquier rebaja que se produzca ahora se verá compensada por mejoras más adelante. No creemos que el proceso de recuperación haya terminado, sino que habrá un fuerte crecimiento en 2022. Los países que están algo más rezagados tienen mucha capacidad disponible. La productividad de España no se ha visto dañada por la pandemia, así que es una cuestión de recuperar la actividad. Hay una parte que está relacionado con la demanda: el año que viene habrá una mejor temporada turística. Y la otra tiene que ver con los cuellos de botella, que al final se resolverán. Hay otros elementos que nos hacen confiar en que nos recuperaremos bien el año que viene: los ahorros que la gente ha acumulado durante la pandemia, el fondo Next Generation EU, en especial para un gran receptor como España, y las altas tasas de vacunación.
Pero en las últimas semanas, la economía europea acumula contratiempos: problemas de suministro, cuellos de botella, subidas en los precios de la energía, alzas de precios, la amenaza de nuevas variantes… ¿En qué fase de la recuperación nos deja todo eso?
La recuperación mundial este año ha sido más rápida de lo esperado. En ese contexto, por supuesto, pueden producirse cuellos de botella, porque la oferta no se mantiene al día, pero eso se solucionará en gran medida el próximo año. La rápida recuperación ha implicado también que las predicciones sobre la demanda energética se hayan quedado cortas. Esa situación ahora puede durar más de lo que nos gustaría, pero esos quebraderos de cabeza no van a eliminar el dinamismo de base de la recuperación. Y no solo se trata de regresar a donde estábamos antes de la pandemia, sino también se trata de ponernos al día con el crecimiento que deberíamos haber tenido en 2020 y 2021. Así que queda mucho impulso en el sistema.
Europa está cerca de recuperar el PIB anterior a la pandemia, pero ese no va a ser el caso de España. ¿Existe el riesgo de que la brecha entre Norte y Sur vuelva a agrandarse?
Algunos países podrían estar recuperándose algo más despacio, pero se repondrán, porque se trata de una interrupción muy temporal y vinculada con la industria del turismo. Y el fondo Next Generation EU ha sido diseñado para que todas las partes de la UE no solo se recuperen, sino que tengan una fuerte perspectiva a medio plazo. En los próximos años, la alta inversión pública y privada vinculada a ese plan apoyará particularmente a países como España e Italia. Esta vez la situación es totalmente diferente a hace 12 años, a la crisis financiera global. Tal vez vamos a diferentes velocidades, pero Europa se recuperará bien durante el próximo año.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, dijo que la inflación estuvo en el centro de la reunión de octubre del Consejo de Gobierno de la institución. Fue muy gráfica: “Inflación, inflación, inflación”. ¿Cuánto tiempo creen que va a durar el alza de precios?
La inflación es inesperadamente alta en este momento, pero creemos que caerá el próximo año. Y si miramos la situación a medio plazo, la tasa [de inflación] sigue siendo demasiado baja, por debajo de nuestro objetivo del 2%, y no demasiado alta. La alta inflación actual está vinculada al hecho de que la recuperación ha sido fuerte a nivel mundial. Tenemos estos cuellos de botella y unos altos costes de la energía, que juntos son el factor principal detrás de los aumentos de precios. Sé que en España los costes energéticos también han subido de forma significativa. Creemos que el próximo año los cuellos de botella se aliviarán y los precios de la energía bajarán o se estabilizarán. También hay otros factores, como la recuperación de algunos precios que habían caído en 2020. De modo que sí, hablamos de “inflación, inflación, inflación”, pero este período de inflación es muy inusual y temporal, y no es un signo de una situación crónica. La situación en la que nos encontramos ahora es muy diferente a la de los años setenta y ochenta.
Ante el aumento del coste de la vida, algunos sindicatos alemanes están pidiendo aumentos salariales de al menos un 4%. ¿Les preocupa que esas negociaciones puedan seguir alimentando la inflación?
Existe un interés colectivo por observar de cerca lo que está sucediendo, pero debemos tener una visión matizada. En las últimas décadas hemos observado que los incrementos salariales a nivel de la zona euro no han sido lo suficientemente elevados como para generar una inflación del 2%. Dicho esto, esas negociaciones también deben estar configuradas por consideraciones más amplias, como la productividad y la competitividad de un país, sector o empresa. Es importante que las negociaciones salariales consideren el aumento del coste de la vida pero que también eviten aumentos insostenibles en los costes laborales. Encontrar este equilibrio es clave. Buscaremos patrones insostenibles que puedan generar presiones indeseables desde la perspectiva de la inflación. Pero permítanme enfatizar: no vemos esto en este momento. Es más un factor de riesgo al que debemos ir echando un vistazo que algo de lo que tengamos evidencias.
Las preocupaciones sobre la inflación cunden en Alemania, donde ya han emergido fuertes críticas hacia el BCE. ¿Ese clima puede acelerar la retirada de las compras de deuda del programa de emergencia?
Nuestras decisiones de política monetaria no están impulsadas por ningún grupo de presión externa. Los Tratados de la UE otorgan al BCE independencia para hacer su trabajo, que es lograr una inflación del 2% a medio plazo, de modo que la inflación no sea ni demasiado alta ni demasiado baja. La clave para nuestra toma de decisiones es nuestra evaluación de la inflación a medio plazo, es decir, en un horizonte de varios años. Con nuestra perspectiva de medio plazo sobre la inflación, estamos muy centrados en dónde puede ir la tendencia de la inflación en 2023, en 2024 y así sucesivamente, más que en la dinámica a corto plazo. En términos de nuestra política, no estamos enfocados en ningún componente individual en particular, porque, por supuesto, nuestra política monetaria abarca diferentes categorías, no solo el PEPP, sino también el programa regular de compra de activos. También contamos con el nivel de tasas de interés y nuestro programa de préstamos focalizados, los TLTRO. Así que tenemos muchas dimensiones que van de la mano dentro de nuestra política monetaria, y esta se decidirá sobre la base de lo que sea necesario para asegurar que la inflación se estabilice en 2% en el medio plazo, y la volatilidad a corto plazo es algo que tenemos que ir revisando. Al mismo tiempo, también tenemos la responsabilidad de explicar que existen poderosas razones para creer que la inflación caerá el próximo año y que debemos ser lo suficientemente pacientes para no reaccionar de forma exagerada ante un aumento temporal de la inflación.
La presidenta del BCE sostiene que no está en fase de retirada de los estímulos [tapering], pero parece que los mercados interpretan lo contrario vistos los repuntes de las primas de riesgo…
No quiero detenerme en las fluctuaciones diarias de los mercados, porque se han movido en ambas direcciones en la última semana. Para mí, el tapering sugeriría poner fin a las compras de activos o a la expansión cuantitativa. Esto se está debatiendo en Estados Unidos o en el Reino Unido, pero no en la zona euro. Lo que se ha estado discutiendo aquí es la recalibración de las adquisiciones de activos: a comienzos de año, cuando hubo presión sobre las tasas de interés, hicimos más, y en otoño estamos haciendo menos. Decidir la escala de compras será parte de nuestra toma de decisiones, pero creemos que la zona euro está muy lejos de una situación en la que pongamos fin a las compras de activos. Es una situación totalmente diferente respecto a otras economías.
¿Por qué esa diferencia?
Desde la crisis financiera global, Europa ha tenido una inflación muy por debajo del objetivo del 2%. En cambio, Estados Unidos y el Reino Unido se enfrentan a un mayor riesgo de que la inflación supere ese nivel a medio plazo. Y tampoco estamos en el mismo momento del ciclo económico.
¿Esa reacción que han tenido los mercados favorece el mantenimiento de las compras para evitar un aumento de los costes de financiación?
Nos mueven las perspectivas de inflación. Y nos preocupan mucho las condiciones de financiación, pero las evaluamos en un horizonte más largo que el de una semana concreta. Que haya habido volatilidad en las últimas dos semanas no es un factor determinante. Examinaríamos las tendencias subyacentes básicas. Tenemos muchas herramientas para influir en las condiciones de financiación y creo que durante la pandemia del último año y medio hemos contribuido enormemente a la recuperación al asegurar de que las condiciones de financiación hayan sido favorables.
¿Y la marcha de Jens Weidmann o la llegada de un nuevo gobierno en Alemania facilitan seguir con las compras?
Todos los miembros del consejo de gobierno, incluyendo los gobernadores de bancos centrales nacionales, están allí como europeos. No están allí para representar a ningún país. Y todos adoptan una perspectiva europea en las discusiones de política monetaria. Jens es un muy buen economista monetario y ha hecho una contribución muy significativa a ese debate. Es natural que a veces haya diferencias de opinión entre los miembros del consejo. Pero es importante enfatizar que, en general, tomamos decisiones por consenso y muy a menudo por unanimidad. También recuerde que este verano revisamos y aprobamos por unanimidad nuestra estrategia de política monetaria.
España sigue rezagada en la recuperación respecto a sus socios de la zona euro. ¿Hay el riesgo de que esa recalibración o los nuevos pasos que puedan darse en diciembre afecten a su capacidad de financiarse en los mercados?
Insisto, todos los países, sin importar dónde estén ahora, están preparados para una muy buena recuperación. Algunos pueden llegar unos meses más tarde que otros, pero no creo que deba haber preocupaciones de que aparezcan nuevos diferenciales permanentes. Establecemos una política monetaria para la zona euro, no adaptada a países específicos. Algunos Estados pueden quejarse de que es demasiado laxa, si una economía ya está a plena capacidad. Y otros que operen por debajo de su capacidad a veces pueden verla como demasiado estricta. Pero debemos estar en el medio. No debería haber ninguna duda de que nos aseguraremos de que Europa tenga una fuerte recuperación y de que esta no se descarrile como resultado de un ajuste innecesario de los costes de financiación.
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